Recorde una conferència de Santiago Alba que em va fer reflexionar molt, ara fa uns anys. Va estar centrada en la construcció cultural que nosaltres, els occidentals, hem fet de l’Islam. Va ser a partir d’aquí quan em vaig adonar que la nostra educació estava terriblement esbiaixada per l’etnocentrisme, que no sabíem absolutament res de l’Altre i que allò que pensàvem que sabíem era, simplement, una sèrie de clixés pensats dintre dels nostres paràmetres. Per això, ara intente ser més prudent en les meues opinions i alhora, documentar-me una miqueta sobre el tema.
La primera vegada que vaig llegir sobre la qüestió del hijab (el vel) per part d’una dona musulmana, vaig veure les coses d’una altra manera. I conste que no parle del vel que tanta polèmica va alçar a França, sinó del seu significat originari. Va ser Fatema Mernissi 1 qui em va aclarir l’origen d’aquesta institució en el seu llibre ‘Las sultanas olvidadas. La historia silenciada de las reinas del Islam’. Ens diu Mernissi:
El Profeta acostumbraba ser particularmente conciso a la hora de pronunciar la jutba. Su jutba era muy breve. (…)
No cabe duda de que la larga jutba de ministros y otros funcionarios, y en especial, los interminables discursos televisados que son hoy costumbre en tantos países musulmanes,constituyen una abominable bida (innovación herética) que no tiene nada que ver con la tradición de los primeros Compañeros. Éstos, al igual que el Profeta, fueron hombres de acción siempre con prisa que se levantaban al amanecer, se dedicaban de lleno a conciliar una vida religiosa con la disciplina militar, y pensaban que los fieles tampoco podían perder el tiempo. Abu Bakr, el primer califa (11/632 a 13/634 2), que tomó el poder a la muerte del Profeta, se preocupaba de que un líder musulmán no ahogara en palabras a los fieles. (…)
La jutba del viernes obligaba pues al soberano a desarrollar su capacidad para comunicarse directamente con el grupo, para pasar información rápida ciñéndose a los hechos esenciales y asumir la responsabilidad política de lo que decía. La gran responsabilidad del líder estaba tanto en lo que omitía como en lo que realmente decía. Es fácil comprender por qué el soberano musulmán trató de desligarse tan pronto de esa obligación y evitar así la angustia del contacto directo con el grupo. Pero con ello privó a la mezquita de su función principal, de su función de asamblea de los fieles, bien informados y a quien se pide opinión. Los califas se separaron enseguida de la comunidad y abandonaron la residencia-mezquita de Mahoma, donde el líder vive y trabaja junto al lugar de culto. Entre ellos y sus gobernados tendieron el hijab; literalmente,el velo. Muy pronto la institución del hijab -una cortina, una barrera que separa al soberano del pueblo e impide su acceso a él, lo que el Profeta y los primeros cuatro califas consideraban un grave incumplimiento de su deber en tanto líderes- se instauró como práctica política. (…)
La institución del hijab puede considerarse un acontecimiento clave en el deslizamiento del califato hacia el despotismo (…).
Árabe, musulmán, islámico… Un árabe puede no ser musulmán, un musulmán no árabe y, sin embargo, todos parecen ser lo mismo; ni siquiera los de la misma área geográfica practican la religión del mismo modo. ¿Qué significa choque o alianza de civilizaciones? En el mundo existen ocho civilizaciones: la hindú, la budista, la confuciana, la muslmana, la africana, la latinoamericana, la ortodoxa y la occidental, confundiéndose lugares geográficos con religiones…
Éstas y otras muchas cuestiones son las que intenta contestar el Islam sin velo, un libro que, lejos de ser religioso, ofrece explicaciones políticas, antropológicas, económicas, sociales y también religiosas a algunas preguntas que surgen en Occidente sobre los modos de vida, ritos y costumbres de los creyentes de esta fe, desde las normas para amar, las relaciones sexuales o los métodos de reproducción humana, hasta el sufismo, el martirio o el velo, entre otros temas.
El libro desvela hasta qué punto estos asuntos están sembrados de prejuicios y ofrece la posibilidad de sustituirlos por datos y explicaciones que en más de una ocasión generarán perplejidad o sorpresa. Así, en estas páginas, la presunta “unidad” del mundo muslmán se deshace ante la diversidad de sus integrantes que, para empezar, ni tan siquiera se reconocen como parte de esta denominación.
Avalado por el rigor de los datos que se disfrazan con un lenguaje didáctico, sencillo y ameno, El Islam sin velo supone el primer libro escrito en nuestro país que trata las cuestiones a las que se enfrenta Occidente respecto al islam desde un punto de vista laico, crítico, serio y respetuoso, y pone al descubierto sorprendentes aspectos cuyas dimensiones resultan inconcebibles incluso para aquellos que lo opusieron contra el “Occidente cristiano”.
2 El primer número correspon al calendari musulmà i el segon, al gregorià.
3 Nazanín Amirian (1961), politòloga iraniana, resideix des de 1983 a Espanya, on ha cursat els seus estudis en Ciències Polítiques i Filosofia. Autora d’una dotzena de llibres -entre els quals destaquen Irak, Afganistán e Irán: 40 respuestas al conflicto de Oriente Próximo (2007), Kurdistán, el país inexistente (2005) i Robaiyat de Omar Jayyam (2002)-, a través dels seus cursos, conferències i articles defensa la seua peculiar visió alternativa sobre les qüestions relacionades amb l’Orient Mitjà.
4 Marta Zhein (1962), documentalista i narradora d’històries, aborda la realitat des de diferents llenguatges: cròniques, documentals, assaigs, columnes d’opinió, etc., en els quals es preocupa per deixar patent el seu punt de vista com un acte de compromís. Entre els documentals que ha dirigit destaca Feliz vida loca, La historia más bella i Se traspasa. L’últim assaig publicat en col·laboració amb Nazanín Amirian és Irak, Afganistán e Irán: 40 preguntas al conflicto de Oriente Próximo. Actualment publica una columna d’opinió setmanal en la secció internacional del diari Público.
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