Tal y cómo ha advertido EUPV, “como en el caso Taula, las investigaciones de esta organización supusieron un golpe en el avispero de las presuntas tramas de la familia Blasco –no olvidemos que el propio Sergio Blasco fue cesado en 2014 como consecuencia de la denuncia interpuesta por la formación de izquierdas– pero las indagaciones de la Fiscalía Anticorrupción, con una garganta profunda incluida, muestran que se trata de una causa extensa y que implica a protagonistas imputados en otros casos”.
Sin embargo, más allá de cómo funcionaba la red, de sus conexiones o de la cantidad presuntamente saqueada de las arcas públicas, me gustaría aprovechar ‘Osvaldos’ para lanzar algunas reflexiones.
Primera reflexión: ¿Los casos de corrupción han tenido algún impacto político en nuestro territorio? Evidentemente, aunque dicho impacto no sea unívoco y se haya manifestado de diversas formas. A pesar de lo extendido de aquello de “la corrupción como la paella, en ningún sitio como en Valencia”, la sociedad valenciana es la única que ha castigado este comportamiento en las urnas. En 2015, el PP perdió la Generalitat, la Diputación de Valencia y los principales ayuntamientos. Al mismo tiempo, y aunque parezca contradictorio, una de las fuerzas políticas que más se destacó en la lucha contra la corrupción durante la legislatura anterior, EUPV, no alcanzó la barrera del 5%, perdiendo su representación en Les Corts.
Segunda reflexión: ¿Los casos de corrupción siguen o seguirán teniendo algún impacto político en nuestro territorio? Esta pregunta es más difícil de contestar, puesto que no habrá evidencia de ello hasta el próximo proceso electoral. No obstante, el gran número de procesos abiertos por causas de corrupción y su complejidad nos adelanta que la exposición mediática se alargará durante varios años. Es cierto que la supervivencia del gobierno valenciano de signo distinto al Partido Popular dependerá mayoritariamente del relato que consiga construir entorno a su gestión, pero tener una oposición desarmada por multitud de procesamientos judiciales contribuye en gran medida a mantenerse en el ejercicio del poder. La líder del PPCV lo sabe y por eso ha llevado a cabo una limpieza a fondo de la dirección del partido en el Congreso regional.
Tercera reflexión: ¿Qué impacto tendría un hipotético caso de corrupción que afectara a alguno de los partidos que se encuentran en el gobierno de la Generalitat? Dicen que los temas de probidad afectan más a la izquierda, mientras que a la derecha le afectan más aquellos relativos a la moral individual. En cualquier caso, afectaría claramente y de forma muy perjudicial el equilibrio de un gobierno que, en este caso, es bipartito y está apoyado por un tercer partido. Aun cuando este gobierno ha demostrado ser estable, ha vivido pequeñas crisis ligadas, precisamente, a actitudes poco estéticas. En ese sentido, deberían evitarse no sólo comportamientos delictivos, y por tanto, punibles penalmente, sino también aquellos que puedan ser reprobables éticamente.
Sin duda, las instituciones valencianas necesitan vivir una etapa alejada de la anterior, con la decencia instaurada de nuevo en la gestión pública; aunque no sólo, también hace falta mucha audacia y valentía para llevar a cabo políticas públicas diferentes, pero esto… ya da para otro artículo.
📱Article publicat a: http://losojosdehipatia.com.es/opinion/a-proposito-de-la-operacion-osvaldos/
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